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Si su hijo tiene sobrepeso, es probable que desee ayudarlo a estar saludable. Pero a veces eso significa ignorar los consejos dietéticos populares. A menudo, lo que funciona para los adultos puede no ser lo mejor para los niños.
"Los niños tienen su propio conjunto de necesidades nutricionales para un crecimiento y desarrollo saludables", dice Tamara Melton, dietista e instructora de la Universidad Estatal de Georgia.
¿La mejor manera de ayudar a un niño a perder peso? Colabore con su pediatra para asegurarse de que se adelgaza de manera segura. Pero también puede pensar en estos sencillos pasos para ayudar a su hijo, y a toda la familia, a llevar un estilo de vida más saludable y en forma.
1. Encuentra el objetivo de peso correcto. Muchos niños más pequeños no deberían perder peso. "Dado que aún están creciendo, es posible que deban mantener su peso o ganancia a un ritmo más lento", dice Melton. Los adolescentes mayores pueden perder media libra a 2 libras por semana. El médico de su hijo puede informarle a qué debe aspirar.
2. Diga "no" a las dietas y suplementos. Su primer impulso puede ser poner a su hijo a dieta. Pero a menos que su pediatra lo recomiende, evite este tipo de planes importantes de reducción de calorías. Pueden significar que no obtendrá los nutrientes y las calorías que necesita para crecer. Además, muchas dietas pueden enseñarle a su hijo que ciertos artículos son "malos" o están prohibidos, lo que puede cambiar la forma en que ve la comida en el futuro.
Los medicamentos o suplementos para perder peso tampoco son una buena idea (excepto cuando el médico los receta). Hay poca o ninguna investigación sobre cómo estas píldoras afectan a los niños, por lo que pueden no ser seguras.
3. Hacer subir al resto de la familia. En lugar de seleccionar a su hijo, converse con toda la familia sobre cómo le gustaría hacer cambios saludables para todos, incluido usted.
"Los niños aprenden sus hábitos de sus padres", dice Melton. Por eso es importante dar ejemplo. Un estudio encontró que los niños eran mucho más propensos a perder peso cuando sus padres también adelgazaban.
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4. Comience con poco. No trates de revisar la dieta de tu familia de una vez. En su lugar, intente hacer algunos cambios a la vez. Los ajustes pequeños y manejables tienen más probabilidades de durar toda la vida, dice Melton.
Comience con uno o dos de estos hábitos cada semana:
- Cambie las bebidas azucaradas de su hijo, como los jugos y las gaseosas, por agua o leche baja en grasa o sin grasa.
- Asegúrese de que su hijo coma un desayuno saludable. Una comida de la mañana con granos integrales y proteínas, como un pedazo de pan tostado integral con mantequilla de maní, lo ayudará a sentirse lleno para que no coma en exceso más tarde en el día.
- Cambie los granos refinados, como el pan blanco y el arroz blanco, por granos integrales, como el pan integral y el arroz integral o salvaje. Experimenta con otros nuevos, como la quinua o el farro.
- Trate de no comer en restaurantes o restaurantes de comida rápida más de una vez por semana.
- Compre más frutas, verduras y otros bocadillos saludables y menos papas fritas, galletas y dulces. Si estos alimentos ricos en calorías no están presentes, sus hijos no pueden comerlos. Y si bien no debe declarar que cualquier golosina está "prohibida", ayude a sus hijos a aprender a tenerlos con moderación.
- Mantenga un ojo en el tamaño de las porciones. Los platos y vasos grandes alientan a comer más, por lo que es posible que desee reducir el tamaño de su vajilla.
5. Coman juntos. Cuando te sientas en familia (y no frente a la televisión), fomentarás hábitos más saludables. Un estudio mostró que los niños que compartían tres o más comidas familiares a la semana tenían un 20% menos de probabilidades de comer alimentos poco saludables y un 12% menos de tener sobrepeso.
Al comienzo de cada semana, programe algunos desayunos, almuerzos o cenas familiares. Si puede, haga que todos participen en la planificación y la preparación de las comidas.
6. Llene a los niños con frutas y verduras. La producción es generalmente baja en calorías y alta en nutrientes. Los niños necesitan de 1 a 3 tazas de vegetales y de 1 a 2 tazas de frutas cada día. Colarse en porciones con estas estrategias:
- Haga que su hijo escoja sus productos favoritos en la tienda de comestibles.
- Mezclar un batido de fruta fresca para el desayuno o un aperitivo.
- Sirva una fruta o verdura en cada comida o merienda: cubra el cereal con bayas, combine un sándwich con una ensalada y sirva verduras con hummus entre las comidas.
- Use verduras en lugar de carne en platos para niños, como chili, lasaña y espaguetis.
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7. Ponte en movimiento. Los expertos dicen que los niños necesitan 60 minutos de actividad física todos los días. Si su hijo todavía no está activo, puede ayudarlo a alcanzar ese objetivo:
- Hacer del ejercicio una salida familiar. Salgan a caminar, caminatas o paseos en bicicleta juntos.
- Ayude a su hijo a encontrar una actividad que disfrute, ya sea fútbol, nadar, bailar o simplemente correr por el patio de recreo.
- Anímela a pasar tiempo afuera en lugar de estar frente al televisor o la computadora.
Si realiza estos cambios y su hijo aún no pierde peso después de unos pocos meses, es posible que deba hablar con un profesional de la salud que se especialice en la pérdida de peso para los niños. Ellos pueden guiarlo a través de un programa formal de control de peso.