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¿Sentirse estresado? No eres el único. Según un estudio reciente, alrededor del 25% de los estadounidenses dicen que están lidiando con altos niveles de estrés y otro 50% dice que su estrés es moderado.
Es posible que estos números no le sorprendan, ya que todos tratamos con factores de estrés en el trabajo, la familia y las relaciones. Pero, lo que quizás no sepa es que el estrés no siempre es algo malo. En algunos casos, como cuando estás comenzando un nuevo trabajo o planificando un gran evento como una boda, el estrés puede ayudarte a concentrarte, motivarte para que te vaya bien e incluso mejorar tu rendimiento.
Pero algunas de las razones por las que el estrés puede ser positivo en estas situaciones es que es a corto plazo y le ayuda a superar un desafío que sabe que puede manejar.
Sin embargo, experimentar estrés a largo plazo puede tener un costo físico y mental real en su salud. La investigación ha demostrado una conexión entre el estrés y los problemas crónicos como la presión arterial alta, la obesidad, la depresión y más.
Pelea o vuela
El estrés puede tener un propósito importante e incluso puede ayudarlo a sobrevivir. Para nuestros ancestros, el estrés fue un motivador útil para la supervivencia, permitiéndoles evitar amenazas físicas reales. Esto se debe a que hace que su cuerpo piense que está en peligro y desencadena el modo de supervivencia de "lucha o huida".
El modo de lucha o huida se refiere a todos los cambios químicos que ocurren en tu cuerpo para prepararlo para la acción física. En algunos casos, estos cambios también pueden hacer que se congele.
Si bien esta respuesta al estrés aún puede ayudarnos a sobrevivir a situaciones peligrosas, no siempre es una respuesta precisa y generalmente es causada por algo que no es realmente mortal. Eso es porque nuestros cerebros no pueden diferenciar entre algo que es una amenaza real y algo que es una amenaza percibida.
Estrés en el cerebro
Cuando te encuentras con un factor estresante, ya sea un oso enfadado o una fecha límite irrazonable, una cadena de eventos comienza en tu cerebro. Primero, la amígdala, un área de tu cerebro que procesa las emociones, obtiene información sobre el factor estresante a través de tus sentidos. Si interpreta esa información como algo amenazante o peligroso, envía una señal al centro de comando de su cerebro, conocido como el hipotálamo.
Continuado
El hipotálamo se conecta con el resto de su cuerpo a través del sistema nervioso autónomo. Esto controla funciones automáticas como el latido de tu corazón y la respiración a través de dos sistemas diferentes: el simpático y el parasimpático.
El sistema nervioso simpático desencadena la respuesta de lucha o huida, brindándole la energía que necesita para responder a una amenaza. El parasimpático hace lo contrario; permite que su cuerpo entre en modo de "descanso y digestión" para que pueda sentirse tranquilo cuando las cosas están seguras.
Cuando su hipotálamo recibe una señal de su amígdala de que está en peligro, envía señales a las glándulas suprarrenales y activa su sistema nervioso simpático. Las glándulas suprarrenales expulsan la adrenalina, lo que hace que el corazón lata más rápido, forzando más sangre en los músculos y órganos.
Su respiración también podría acelerarse y sus sentidos podrían agudizarse. Tu cuerpo también liberará azúcar en el torrente sanguíneo, enviando energía a todas las partes diferentes.
A continuación, el hipotálamo activa una red llamada eje HPA, que se compone del hipotálamo, la hipófisis y las glándulas suprarrenales. Esto puede hacer que estas áreas liberen más hormonas del estrés, incluido el cortisol, que obliga a su cuerpo a mantenerse conectado y alerta.
Estrés en el cuerpo
Todos estos cambios químicos tienen efectos a corto y largo plazo en casi todos los sistemas de su cuerpo:
- Sistema musculoesquelético
- Término corto: Sus músculos se tensan repentinamente y luego se liberan cuando desaparece el estresante.
- A largo plazo: Si sus músculos están siempre tensos, puede desarrollar problemas como dolores de cabeza por tensión y migrañas, así como otros dolores crónicos.
- Sistema respiratorio
- Término corto: Respiras más fuerte y más rápido, e incluso puedes hiperventilar, lo que puede causar ataques de pánico en algunas personas.
- A largo plazo: Si tiene asma o enfisema, respirar con dificultad puede dificultar la obtención de suficiente oxígeno.
- do sistema cardiovascular
- Término corto: Su corazón late más fuerte y más rápido y sus vasos sanguíneos se dilatan, empujando más sangre hacia sus músculos grandes y elevando su presión arterial.
- A largo plazo: La frecuencia cardíaca, la presión arterial y las hormonas del estrés elevadas constantemente pueden aumentar sus probabilidades de sufrir un ataque cardíaco, un derrame cerebral e hipertensión. Estos también pueden afectar los niveles de colesterol y causar inflamación en su sistema circulatorio.
Continuado
- Sistema endocrino
- Término corto: Las hormonas del estrés como la adrenalina y el cortisol le dan energía al cuerpo para combatir o huir de un factor estresante. Su hígado también produce más azúcar en la sangre para darle energía a su cuerpo.
- A largo plazo: Algunas personas no reabsorben el nivel de azúcar en la sangre que bombea su hígado, y es más probable que desarrollen diabetes tipo 2. La sobreexposición al cortisol puede causar problemas de tiroides y afectar su capacidad para pensar con claridad. También puede causar exceso de grasa abdominal.
En los hombres, el estrés crónico también puede afectar la producción de esperma y testosterona, y causar disfunción eréctil e infecciones en los testículos, la próstata o la uretra. En las mujeres, el estrés crónico puede empeorar el síndrome premenstrual, causar cambios en el ciclo menstrual y perder períodos. También puede agravar los síntomas de la menopausia y disminuir el deseo sexual.
- Sistema gastrointestinal
- Término corto: Es posible que sienta mariposas en el estómago, dolor o náuseas, o incluso vómitos. Su apetito puede cambiar y usted puede tener diarrea, estreñimiento o acidez estomacal.
- A largo plazo: El estrés puede provocar un dolor crónico severo y cambios en sus hábitos alimenticios. También puede desarrollar reflujo ácido.